DIEGO ALBERTO BAROVERO

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Noventa años del triunfo de
Yrigoyen y el Radicalismo


por Diego Barovero

Secretario General del
Instituto Nacional Yrigoyeneano
(Publicado por "Clarín" 1/4/2006)

Se cumplen 90 años de un acontecimiento que marcó un
hito en la historia institucional argentina: las
primeras elecciones presidenciales bajo la aplicación
de la Ley Sáenz Peña que aseguraba la participación
popular en los comicios.

Se cerraba así un largo período de inestabilidad que
desde la última década del siglo XIX había estado
signado por el círculo vicioso: elecciones
fraudulentas-revolución-represión-amnistía,
circunstancia que deslucía notoriamente a la próspera
nación que en poco tiempo se había posicionado en el
concierto mundial como una prometedora potencia en
desarrollo.

Los sectores más lúcidos de la elíte dirigente
argentina tuvieron en Roque Sáenz Peña a su máximo
exponente, que comprendió en toda su magnitud el drama
que significaba para el país mantener la farsa de
instituciones republicanas escasamente
representativas.

Las tratativas de Sáenz Peña con el jefe de la
oposición radical Hipólito Irigoyen para que la UCR
abandonara el camino de la abstención revolucionaria
que deslegitimaba al sistema, dieron sus primeros
frutos con la sanción de un código electoral
popularmente conocido luego con el nombre del
presidente que la impulsó. Había que crear al
sufragante y así se estableció el padrón militar que
evitaba la manipulación de los registros voluntarios
de electores y también la consagración del voto
universal secreto y obligatorio que consagraba la
consigna "un hombre, un voto".

Las elecciones del 2 de abril de 1916 arrojaron un
resultado para muchos inesperado: el radicalismo y su
jefe Hipólito Yrigoyen llegarían al gobierno de la
república. Aún faltaba la instancia intermedia de los
colegios de electores, ya que la fórmula radical no
obtuvo mayoría propia aunque su triunfo fue
incontrastable en sufragios populares.

A pesar de las presiones y las agachadas típicas de la
política criolla, al irreductible Yrigoyen (Que se
pierdan mil gobiernos pero que se salven los
principios) le alcanzaron los electores para ser
definitivamente consagrado presidente de la Nación el
20 de julio siguiente.

Comenzaba así lo que Yrigoyen denominó "Reparación
Nacional". Aún sin mayoría parlamentaria y con apenas
cuatro gobernaciones provinciales favorables el
presidente Yrigoyen impulsó en el plano interno la
creación de más tres mil escuelas, las primeras leyes
previsionales, la jornada laboral de 8 horas, la ley
de creación del Banco Agrario, la ley de
arrendamientos agrícolas, el decreto del Ferrocarril a
Huaytiquina, la Reforma Universitaria, las bases de la
Marina Mercante nacional y la creación de YPF y en el
plano internacional la neutralidad en la Gran Guerra,
la defensa del americanismo y la autodeterminación de
los pueblos.

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