Falleció hoy en Buenos Aires el político e historiador Miguel Unamuno.
La pasión por la historia me brindó la oportunidad de trabar amistad con Miguel Unamuno, recientemente fallecido, cuando era director del Archivo General de la Nación. Hombre de gran trayectoria en el peronismo, dirigente gremial bancario, presidente de la Sala de Representantes (Concejo Deliberante en 1973/76) diputado, ministro y embajador de diversos gobiernos peronistas, era también un devoto yrigoyenista y por ello miembro del Instituto Nacional Yrigoyeneano.
Nos hicimos amigos en largas conversaciones en su despacho del Archivo cuando no solamente hablamos de la historia del país, sino de la política en clave actual. Si bien generoso, no era propenso a regalar elogios ni a amigos ni a adversarios. Pero siempre manifestó una especial admiración y hasta cariño por Raúl Alfonsín. Lo vi emocionarse en un acto en que ambos compartieron tribuna presentando un libro político cuando le tocó reconocer la obra fundacional democrática del presidente radical del que fuera leal opositor.
Alguna vez, interesado en el trapicheo de las inacabables internas partidarias del viejo partido de Yrigoyen, me confesó guiñándome un ojo y con su habitual voz ronca: “¿porque no se dejan de joder los radicales con criticarlo a Alfonsín?, si fue el único que nos hizo morder el polvo a los peronistas. Eso sólo ya lo colocó en la historia”.
La frase de Unamuno fue profética ya que Alfonsín estaba vivo entonces y no se había producido aún el histórico reconocimiento social a su figura y a su labor exteriorizadas en sus recientes funerales, que un noble opositor era capaz de reconocer en sencillos términos.
La pasión por la historia me brindó la oportunidad de trabar amistad con Miguel Unamuno, recientemente fallecido, cuando era director del Archivo General de la Nación. Hombre de gran trayectoria en el peronismo, dirigente gremial bancario, presidente de la Sala de Representantes (Concejo Deliberante en 1973/76) diputado, ministro y embajador de diversos gobiernos peronistas, era también un devoto yrigoyenista y por ello miembro del Instituto Nacional Yrigoyeneano.
Nos hicimos amigos en largas conversaciones en su despacho del Archivo cuando no solamente hablamos de la historia del país, sino de la política en clave actual. Si bien generoso, no era propenso a regalar elogios ni a amigos ni a adversarios. Pero siempre manifestó una especial admiración y hasta cariño por Raúl Alfonsín. Lo vi emocionarse en un acto en que ambos compartieron tribuna presentando un libro político cuando le tocó reconocer la obra fundacional democrática del presidente radical del que fuera leal opositor.
Alguna vez, interesado en el trapicheo de las inacabables internas partidarias del viejo partido de Yrigoyen, me confesó guiñándome un ojo y con su habitual voz ronca: “¿porque no se dejan de joder los radicales con criticarlo a Alfonsín?, si fue el único que nos hizo morder el polvo a los peronistas. Eso sólo ya lo colocó en la historia”.
La frase de Unamuno fue profética ya que Alfonsín estaba vivo entonces y no se había producido aún el histórico reconocimiento social a su figura y a su labor exteriorizadas en sus recientes funerales, que un noble opositor era capaz de reconocer en sencillos términos.
Dr. Diego Barovero
Vicepresidente
del Instituto Nacional Yrigoyeneano
del Instituto Nacional Yrigoyeneano
* En la foto, el autor, Miguel Unamuno y Miguel A. Espeche Gil. Acto en homenaje a Yrigoyen en el 150° aniversario de su natalicio. Julio de 2002.
0 comentarios :
Publicar un comentario