Se cumplen 80 años del acontecimiento que marcó la tónica de la segunda mitad del siglo XX en la Argentina: el primer golpe de Estado, que derrocó el gobierno constitucional del presidente Hipólito Yrigoyen.
El caudillo radical asumió por segunda vez el gobierno de la Nación con una mayoría abrumadora: obtuvo casi el 60% y el doble de votos que sus adversarios. Llegaba convencido de dar forma definitiva a la Reparación Nacional que había iniciado en 1916 pero, desde el comienzo de su segundo mandato, se tejió una sorda conspiración que involucró a los sectores del privilegio económico nacional y extranjero, a la prensa y a los militares reaccionarios.La nota característica de la segunda presidencia fue la lucha por la nacionalización del petróleo y la acción de YPF, bajo la dirección del general Enrique Mosconi.
En agosto de 1929, YPF tomó el control del mercado petrolero definiendo el precio del suministro en detrimento de las grandes compañías, y celebró un contrato con la Iuyamtorg Corp. La Argentina compraría nafta a la firma rusa, que se comprometía a invertir lo percibido en productos argentinos derivados de la ganadería, la agricultura y la industria nacional, lo cual no produciría la fuga de oro del país. La nafta soviética vendría a suplantar la importada sin molestar la producción de YPF, y el Estado argentino podría reducir la cantidad del combustible a importar cuando la producción aumentara. El contrato significaba un desalojo total de compañías extranjeras como la Standard Oil, pero se necesitaba la ley de nacionalización del petróleo para asegurarle al país la propiedad y el monopolio de su explotación, transporte y comercialización. La ley –como otras iniciativas progresistas de Yrigoyen– fue aprobada en Diputados pero sufrió la obstrucción de los conservadores en el Senado. “Vuelvo por mi ley de petróleo”, cuentan que respondió Yrigoyen cuando le preguntaron por qué quería un segundo mandato. Tal importancia le asignaba el viejo líder a la cuestión.
La campaña de desestabilización y desprestigio abusó de la absoluta libertad de expresión y de prensa, y le adjudicó al presidente radical falta de fuerza y actividad. Sin embargo, entre 1928 y 1930 el Boletín Oficial acusa la producción de 2918 decretos del Poder Ejecutivo y 8529 resoluciones ministeriales sobre diversos temas de administración.
Se crearon más de 600 escuelas, se fundó Banco Agrario, se impulsó la ley de arrendamientos agrícolas y la creación del Ferrocarril a Huaytiquina. Además, Yrigoyen reimpulsó la Reforma Universitaria y estableció las bases de la Marina Mercante. En septiembre de 1930, el producto bruto de nuestro país representaba el 50% del PBI de toda América Latina.
El domingo 7 de septiembre de 1930 debían realizarse elecciones en Mendoza y San Juan para normalizar la situación de esas provincias, bajo intervención federal. Se estimaba que surgirían gobernadores radicales y cuatro senadores que colocarían a la UCR yrigoyenista a sólo un voto de obtener mayoría en la Cámara Alta.
Pero el sonido metálico y las siluetas marciales asomaron en Buenos Aires en la madrugada del sábado 6, poniendo fin a una época y torciendo el rumbo de la historia argentina.
Dr. Diego Barovero
Vicepresidente
Instituto Nacional Yrigoyeneano
Publicado en "Clarín" y "Tiempo Argentino" 6 de septiembre de 2010
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