DIEGO ALBERTO BAROVERO

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144° aniversario del barrio de La Boca. - ¿Acaso La Boca empezó alguna vez?


En la segunda mitad del siglo XIX en el borde sudeste de la capital, en terrenos pantanosos y anegadizos, comenzó a formarse una aldea de características únicas e irrepetibles, con preponderancia de inmigrantes de diversas procedencias aunque, mayoritariamente italianos. Por su ubicación geográfica recibió el nombre La Boca del Riachuelo de los Navíos y en pocos años alcanzó un importante desarrollo social, económico y cultural pese a las adversas condiciones originarias.

El 23 de agosto de 1870 alcanzó su propia autonomía al crearse el Juzgado de Paz de La Boca del Riachuelo, motivo por el cual se instituyera el Día de La Boca por la ley 944, sancionada el 5 de diciembre de 2002 por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Y desde aquella margen del Riachuelo, en medio de la policromía de casas de madera y chapa surgió el barrio de mayor nombradía de Buenos Aires y Argentina en todo el mundo. Porque fue desde su origen tierra de pasiones con profunda raigambre.

La pintura y las bellas artes en general de la mano de Alfredo Lázzari, Benito Quinquela Martín, Fortunato Lacámera, Miguel C. Victorica, Miguel Diomede, Marcos Tiglio, Juan C. Miraglia y José L. Menghi.

El tango, consagrado en el arrabal de Súarez y Necochea, donde surgieron Juan de Dios Filiberto, Eduardo Arolas, Agustín Bardi, Juan Bautista Deambroggio, los hermanos Greco, Francisco Canaro y el mítico dúo Gardel-Razzano en Olavarría y Brown.

El fútbol y sus dos grandes y más populares escuadras River Plate – que se mudó de barrio- y Boca Juniors que sigue reinando al latido de la Bombonera de la Ribera.

La típica gastronomía xeneize, la fugazza con queso, la pizza de cancha, el fainá, los strascinatti al pesto que hicieron las delicias de propios y extraños.

Los carnavales con sus murgas y las fiestas religiosas y devociones a la Mandonna. El Puente Trasbordador enorme ícono barrial, Caminito y su teatro al aire libre, las cantinas de la calle Necochea...

La Boca es eso y mucho más, es alegría y es nostalgia. Es recuerdo y es compromiso. Es pasión y es fidelidad. Podría decirse que La Boca es eterna, parafraseando a Jorge Luis Borges, porque se hace cuento que alguna vez empezó. Quizá sea cierto aquello de Julián Centeya: “cuando vinieron a fundar La Boca…La Boca ya estaba”.

Diego Barovero*
Junta Auténtica de Historia
y Cultura de La Boca del Riachuelo

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