DIEGO ALBERTO BAROVERO

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Kirchner no sabe historia ni matemática

Diego Barovero
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En sus habituales diatribas contra todo aquello que no se someta a sus designios, el presidente Kirchner acaba de dedicar un párrafo a la Unión Cívica Radical y a su historia, dejando en evidencia - una vez más - la supina ignorancia que lo caracteriza respecto de diversas materias, en este caso: historia y matemática.
Veamos. Kirchner le adjudicó a Hipólito Yrigoyen la frase "Que se rompa, pero que no se doble", que -es harto sabido- fue consignada en su testamento político por Leandro Alem momentos antes de suicidarse abordo de un carruaje y que marcó a fuego la personalidad del radicalismo intransigente. Don Hipólito es autor de un sinúmero de frases y máximas de extraordinaria relevancia como ejemplos de docencia moral y política, que es muy probable que el presidente desconozca (Difícilmente haya leído alguna vez "El pensamiento escrito de Hipólito Yrigoyen" de Gabriel del Mazo) pero la que eligió Kirchner no era precisamente del "Peludo", sino de su tío y mentor.
Pero la filípica del presidente también se extendió al adjudicar al radicalismo la responsabilidad de lo ocurrido en el país en los últimos cincuenta años, achacándole que pretendía que él resuelva en cuatro lo que el partido de Alem destruyó en cinco décadas.
No es más que un recurso efectista a los que nos tiene acostumbrados el primer mandatario, pero que en tiempos electorales tiene un claro y notorio objetivo: desplazar el eje de la indubitable responsabilidad del peronismo en sus diversas variantes en la desastrosa situación social, económica, cultural e institucional de la Argentina actual. De paso, unificar al peronismo (olvidando la transversalidad y la conbcertación) bajo un homogéneo antirradicalismo, muy útil en tiempos de campaña.
Pero he aquí otra omisión o deformación de la verdad histórica, comprobable artiméticamente.
Me explico. Una simple cuenta aritmética demuestra que desde el 4 de junio de 1943 (fecha a partir de la cual Perón se convierte en una figura gravitante y definitoria en la vida política argentina) hasta la actualidad, el movimiento justicialista adoptando diversos ropajes, gobernó el país muchos más años que cualquiera otra fuerza política de la República.
Desde 1943 a 1946 a través de un gobierno de facto con indudable y primordial influencia del Coronel Juan Perón.
Desde 1946 a 1955 en las primeras dos presidencias constitucionales del ya General Perón, reforma constitucional mediante.
Desde 1973 a 1976 en el fatídico trienio en que compartieron el poder Perón, Cámpora, Lastiri, Isabel y López Rega.
Desde 1989 a 1999 en la nefasta década protagonizada por el inefable riojano Carlos Saúl Menem y de la que formara parte la totalidad del actual elenco gobernante.
Desde 2002 hasta hoy por intermedio de los ciudadanos: Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Sáa, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
La suma totaliza la friolera de 31 años sobre 63, es decir que casi la mitad del tiempo desde 1943 a la fecha, el país fue gobernado directamente por el llamado movimiento justicialista a través de diferentes exponentes, pero de reconocida cepa peronista.
Pero si de los otros 32 años tenemos en cuenta que cuando gobernó la UCR (De 1958 a 1962 a través de la UCRI de Arturo Frondizi; de 1963 a 1966 a través de la UCRP de Arturo Illia; de 1983 a 1989 en la presidencia de Raúl Alfonsín y , en alguna medida ya que la UCR era parte de la Alianza que gobernó de 1999 a 2001 y el presidente era Fernando de la Rúa) el peronismo en su carácter opositor sistemático desplegó un accionar conspirativo y desestabilizador, fundamentalmente a través de la llamada "columna vertebral del movimiento", esto es el el sindicalismo peronista, impidiendo y obstruyendo el accionar gubernativo.
En síntesis: lo reseñado anteriormente si ánimo de polemizar, vale para ejemplificar el equivocado argumento esgrimido por el presidente en sus habituales ataques contra expresiones opositoras a su visión del mundo. Y, de paso, demostrar nuevamente la ignorancia que caracteriza a nuestro primer magistrado en dos asignaturas claves: historia y matemática. Aplazado en ambas.

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