"Cristinolandia"
por Diego Barovero
Mientras las crisis hipotecaria en Estados Unidos y financiera de los mercados internacionales hacen crujir los cimientos de la economía global, la presidenta de los argentinos nos regaló nuevamente con su habitual estilo admonitorio de maestra ciruela, una batería de argumentos y consejos para que los argentinos nos sintamos más felices al ver cómo el resto del mundo padece los efectos del cimbronazo mundial.
Con la petulancia y tilinguería que suele exudar su estilo, la doctora Cristina Fernández de Kirchner se refirió a la "burbuja que se derrumba" eligiendo una desacertada metáfora para referirse a la crisis económico mundial prohijada por "el Norte", mientras nosotros aquí nos solazamos en el éxito del "modelo" autónomo de crecimiento sostenido inaugurado en la presidencia de su esposo y que hasta podíamos darnos el lujo de pagar la deuda con el Club de París sin investigar su origen y sin siquiera solicitar una quita...tan bien estamos.
Sin hesitar y conservando el nivel de creatividad en sus fundamentos, llegó a poner como ejemplo de lo que puede lograr el genio argentino cuando se propone algo, al prestigioso animador Walt Disney que en una visita a estas tierras había quedado tan embelesado con la llamada "Ciudad de los Niños" de la localidad de La Plata, obra del primer peronismo, que le sirvió de inspiración para concretar el parque de atracciones más taquillero del mundo y que lleva el nombre del mismísimo creador del ratón Mickey: "Disneyworld".
Recuerdo de niño haber sido llevado por mis padres junto con mi hermana y otra familia amiga a conocer la mentada "Ciudad de los Niños" platense y guardo el recuerdo de un aburrimiento fenomenal durante el paseo. Difícilmente pueda compararla con el para mi aún desconocido Disneyworld, pero la imaginación de nuestra primera mandataria sin dudas no tiene techo.
Sin embargo es sabido que el viaje de Disney a la Argentina data de los primeros años de la década del 40, cuando la "Ciudad de los Niños" platense no estaba siquiera en proyectos y que la misma fue concretada entre finales de la primera y comienzos de la segunda presidencia de Perón, cuando ya Disneylandia era una realidad arrasadora. Sí es cierto que el genial dibujante conoció los bellos parajes del sur argentino, quedando singularmente impactado con la hermosura del Bosque de Arrayanes, en el cual centró la acción de la película "Bambi".
Sin embargo, nada parece arredrar a la presidenta argentina cuando de dar lecciones a sus conciudadanos y mandantes se trata. Desde su asunción a la presidencia y al calor de los conflictos y dificultades que se le han presentado, sostuvo haberse convertido en una especialista en carne, soja y "yuyos", pasando ahora a profesionalizarse en parques de atracciones y en historia de la animación.
Quizá le esté resultando más cómodo a Cristina crearse una realidad virtual en la cual pueda sentirse más protegida, en lugar de aceptar que vive en un mundo y en un país donde la realidad es algo más compleja que un sensacional y fantástico parque de atracciones. Algo así como Cristinolandia...lástima que estamos en Argentina y que quien tiene la responsabilidad de gobernar es ella.
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