por Diego Barovero
(Síntesis de la charla brindada el 4 de julio de 2014 en la Junta de Estudios Históricos de San Telmo)
Los cafés y
bares están presentes en nuestra vida ciudadana desde los albores de nuestra
historia.
En ellos se
jalonaron episodios trascendentes de la formación de nuestra Patria así como
infinidad de hechos y circunstancias de variada intensidad en nuestra vida
cotidiana.
Un pequeño
recorrido personal por el circuito del casco histórico de Buenos
Aires, desde Plaza de Mayo y Catedral al Sur, pasando por San Telmo y el Parque
Lezama hasta finalizar en otro barrio emblemático como La Boca del Riachuelo,
nos permite trazar una línea imaginaria uniendo bares y cafés notables de
nuestro pasado y nuestro presente.
El más antiguo de los cafés en
actividad en nuestra ciudad de Buenos Aires, el Café Tortoni, fue fundado en
1858 por un francés quien le impuso ese nombre emulando al homónimo ubicado en
Paris.
El primitivo Tortoni porteño abrió
sus puertas por primera vez en un local de Esmeralda y Rivadavia. Por los años
80 se trasladó a la acera opuesta, exactamente en Rivadavia 826.
En 1893, un año antes de la
inauguración oficial de la Avenida de Mayo el Café Tortoni ya lucía su nueva
fachada, con dos accesos en el 825 y 829 de la nueva arteria. Desde entonces se
consagraron sus clásicos leche merengada y chocolate con churros. Fue epicentro
del magnífico movimiento cultural porteño, especialmente desde los tiempos en
que en su subsuelo funcionó la Agrupación de Gente de Arte y Letras La Peña, por
donde desfilaron Alfonsina Storni, Benito Quinquela Martín, Juan De Dios
Filiberto, Carlos Gardel, Luigi Pirandello, Arthur Rubinstein, Federico García Lorca,
entre tantos otros.
En noviembre de 1887, año en que
se realizó el primer censo municipal de población de la ciudad que arrojó un
total de 433 mil habitantes de los cuales más de la mitad eran extranjeros, el
aire de Catedral al Sur se perfumó con el aroma del café recién molido de
La Puerto
Rico , propiedad de don Gumersindo Cabedo, que había vivido
algunos años en la isla boricua, encariñándose con su gente, su tabaco y sobre
todo su café.
En San Telmo, en el año 1897, se
inauguraron dos mercados: el San Telmo y el Argentino , ya desaparecido. El
histórico Mercado San Telmo, proyecto y obra del prestigioso arquitecto Juan
Buschiazzo, ocupa un poco más de un cuarto de la manzana comprendida entre las
calles Defensa, Carlos
Calvo , Bolívar y Estados Unidos. Los locales a la calle fueron
ocupados originalmente por bares y billares. En uno de ellos, el que da a
la calle
Bolívar 982,986 y 994 funcionó hasta hace poco tiempo el bar y
restaurant La Coruña, evocando una de las cuatro provincias de Galicia. Fue una
referencia para el barrio y sus vecinos, pero también para los oficinistas de la
zona y para los turistas que invaden a diario el barrio.
En pleno siglo XXI y producto de las
nuevas tendencias mundiales llegadas al país y a la ciudad, se dice que los
cafés se han revolucionado. Por ello han aparecido otras modalidades como el bar
de barista. Un ejemplo de ello son los cafés en el interior del Mercado San
Telmo, en el
bello espacio central cubierto por la cúpula de ocho aguas,
como es el caso de Coffe Town, pequeño espacio
artesanal dedicado al café de calidad.
Frente al Hueco de la Residencia,
que fuera luego Plaza de la Residencia, más tarde Del Comercio y luego Humberto
I° y que, por ordenanza del 15 de mayo de 1900, adquirió su denominación
definitiva de Plaza Dorrego, en la esquina nordeste de Defensa y Humberto I° en
la planta baja de un edificio de dos plantas construído en 1880, se encuentra el
Bar Plaza Dorrego, auténtico cafetín porteño.
Anteriormente el bar se llamó San
Pedro Telmo – por su cercanía con la histórica iglesia parroquial- y fue en sus
orígenes almacén bar El Imperial. De aquel entonces datan una máquina de café y
cajones donde se guardaban sueltos fideos, porotos, lentejas, yerba, café, etc.
Mudos testigos son sus mesas de madera gastada por las que pasaron
Jorge Luis
Borges , Raquel Forner, Alfredo Bigatti , Robert De Niro,
Eric Clapton y Robert Duvall.
El Parque Lezama, sitio fundacional
de la ciudad Buenos
Aires , es el último bastión del barrio de San Telmo.
Precisamente en la esquina en que se cruzan Brasil y Defensa, dos bares
tradicionales se enfrentan: el Bar Británico, en la esquina nordeste, y el Café
El Hipopótamo en la noroeste.
El primero de ellos, en una de cuyas
mesas Ernesto Sábato escribiera parte de su significativa novela “Sobre héroes y
tumbas”, abrió sus puertas en 1930 bajo el nombre La Cosechera, pasando pocos
años después a su actual denominación.
El otro, por su parte, desde 1909
funcionó como almacén y despacho de bebidas con la denominación La
Estrella del Sur. Luego llamóse Saturno, Hipoppotamus y
actualmente El Hipopótamo.
Nuestro itinerario personal termina
por razones obvias en La Boca del Riachuelo. Emblemática barriada de Buenos
Aires con caracteres propios que le diera su propia geografía y su incónico
paisaje urbano. Los cafés de La Boca fueron, se dice, donde se escucharon los
primeros acordes del tango. Particularmente en la zona de Suárez y Necochea, en
cuyas cuatro esquinas ochavadas lucieron míticos cafés donde brillaron de
jóvenes Juan de Dios Filiberto, Eduardo Arolas, Francisco Canaro, Juan Bautista
“Bachicha” D’Ambroggio y Genaro Espósito. Unas cuadras hacia el Riachuelo frente
a la Plaza
Solís , primera plaza boquense, inaugurada un día antes que la
Avenida de Mayo el 8 de julio 1894, perdura en Suárez y Caboto La Buena Medida , que
fuera primero almacén y despacho de bebidas propiedad de un matrimonio de
españoles y finalmente bar y restaurante.
En la avenida Almirante
Brown y Olavarría, aún existe el Bar Roma – sucesor de otros
bares y una rotisería ubicados en el mismo local – al que Enrique Cadícamo
dedicó unos versos hechos tango para memorar la presencia boquense de Carlitos
Gardel y José Razzano :”Viejo café cincuentón que por La Boca existía/ allá por
Olavarría esquina Almirante Brown/ Se estremeció de emoción tu despacho de
bebidas/con las milongas sentidas de Gabino y de Cazón” (El Morocho y El
Oriental).
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