DIEGO ALBERTO BAROVERO

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Juan de Dios Filiberto - A cincuenta años de su fallecimiento

 Un 8 de mayo de 1885 en una casa sencilla ubicada al 200 de la calle Necochea nació el niño Oscar Juan de Dios Filiberti, que con el tiempo se convirtió en uno de los más geniales  y representativos  creadores musicales argentinos bajo el nombre de Juan De  Dios Filiberto.
  
 Fue el mayor de ocho hermanos en aquella típica familia conformada por descendientes de inmigrantes y  criollos, y desde  pequeño debió colaborar con el sustento familiar  desempeñándose en variadísimos  oficios como estibador, oficial de panadería,  albañil, mecánico, vendedor  ambulante, lustrabotas y calderero en la compañía naviera  Mihanovich. Las  necesidades familiares y de sus semejantes lo  identificaron desde joven con las ideas anarquistas, lo que  lo llevó a ser uno de los organizadores de  las huelgas de astilleros de 1907. 

 El propio Filiberto solía contar que su vocación por la música comenzó a sus seis años cuando el padre - el  célebre "Mascarilla" que  regenteaba un cafetín en Brandsen y Necochea - lo  llevó de viaje a Lobos donde  escucharon unos tangos en "La Estrella", el  legendario local donde se decía que  fue asesinado Juan Moreira; su tío, Santiago, tocaba ahí  el organito y, de tanto  en tanto, lo dejaba dar unas vueltas a la manivela.

  Luego de una fallida incursión en la educación plástica en su temprana  juventud, comenzó sus estudios musicales con los  maestros Celestino Piaggio y César  Stiatessi en solfeo, piano y violín, luego con Rodríguez  Castro toma clases de  armonía e ingresa, más tarde, al Conservatorio Nacional de  Música de Buenos  Aires, dirigido en ese entonces por Alberto Williams. Allí  se perfecciono en  piano y contrapunto bajo la atenta mirada del Maestro  Fornarini y del mismo  Williams. Fue compositor y director de orquesta, además  de hábil interprete  de piano, guitarra, violín y armonio, instrumento con el  cual creo gran parte  de su repertorio.
  
 Estando en Mendoza compuso, en estilo campero, su primer tango, Guaymallén.  De regreso a Buenos Aires siguió componiendo, Cura  segura, De mi tierra,  Cuando llora la milonga, El pañuelito, Clavel del aire,  Malevaje y  Quejas de bandoneón, este último celebrado como  su mejor tango, son  algunas de sus magníficas composiciones. Pero sin duda su  composición más  conocida fue Caminito; con versos de Gabino Coria  Peñaloza.

 De espíritu siempre renovador Filiberto, en 1932, creó una  nueva  modalidad orquestal que llamó orquesta porteña y que  integró con clarinetes y  flautas. Con esa orquesta dio recitales en el Café Tortoni
 - de cuya legendaria Peña fue fundador junto a su entrañable amigo  Benito Quinquela Martín- y en el teatro Cómico, animó la temporada  marplatense de 1933 y  participó en la película Tango, de Carlos de la  Púa y Luis Moglia  Barth. Carlos GARDEL, le grabo mas de quince de sus obras siendo las más  afamadas Yo te bendigo,  Caminito y Malevaje. 
  
 Su carrera como director de orquestas oficiales  municipales y nacionales, comenzó con su "Orquesta  Porteña", de la cual han  quedado muy pocos registros. En 1938 dirige la  "Orquesta Popular de Arte  Folklórico" y en 1948, la “Orquesta de Música  Popular”, perteneciente al  Ministerio de Educación de la Nación, donde su batuta  tutela a cuarenta músicos.  Hacia 1956, este conjunto funciona con el nombre de  "Orquesta de Música  Argentina y de Cámara" y a su muerte es denominada  “Orquesta de Juan de Dios  Filiberto de Música Argentina y de Cámara". Finalmente y por Decreto Presidencial, en 1973 es rebautizada "Orquesta Nacional  de Música Argentina Juan  de Dios Filiberto ". Filiberto fue activo defensor de los derechos de autor y su Ley de protección –la 11.723–  del año 1933. Fue fundador  de una sociedad de autores nacional que es la  actual Sociedad  Argentina de Autores y  Compositores de Música (SADAIC)  y en 1936 queda  inscripto como "Socio Fundador”.
  
 El 11 de noviembre de 1964 Juan de Dios Filiberto falleció en su magnífica casa de la calle Magallanes  al 1000 cuyo frente había  decorado su amigo de siempre, don Benito Quinquela  Martín y la que el barrio de La Boca espera recuperar para  su patrimonio como escuela museo.

Diego BAROVERO 


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