Existen pocas figuras en la historia política argentina con la singularidad de la personalidad y trayectoria de Alfredo Palacios. Tribuno popular e ídolo de la juventud por muchas décadas, con su aire mosqueteril, acentuado por su bigote y su chambergo además de su inveterada tendencia al lance caballeresco en defensa del honor, fue también un exquisito orador que cautivó a su público con su voz engolada y su verba florida. Fue el primer diputado socialista en el continente americano además de un exponente cabal de los derechos sociales anticipándose en mucho a las tendencias mundiales en la materia.
Alfredo Lorenzo Palacios nació en la ciudad de Buenos Aires el 10 de agosto de 1878, fue abogado, político socialista, docente y legislador.
Se educó en la fe cristiana que con el devenir de los años y algunas desilusiones personales luego abandono. El ambiente de la época, la lectura de obras de los teóricos del socialismo mundial como Marx y Engels atrajo tempranamente su atención. Recibido de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires esbozó una tesis denominada "La miseria" que fue rechazada por el ambiente académico conservador de entonces y reemplazo por otra sobre la quiebra de empresas. Al iniciar su vida profesional hizo colocar en el frente del escritorio un cartel con la siguiente leyenda: "Dr. Alfredo Lorenzo Palacios. Atiende gratis a los pobres". Por aquellos años se incorporó al Partido Socialista fundado por Juan B, Justo en 1896 y llego a obtener figuración en el ambiente político de su partido por sus elocuentes discursos en meetings y reuniones en las que intervenía. En las elecciones de 1904 un grupo de inmigrantes italianos pertenecientes al centro socialista del barrio de La Boca a los que atendía con su particular dedicación le ofrecieron la candidatura a diputado nacional por aquella circunscripción electoral. Fue una campaña febril y atípica. Palacios recorrió el barrio de la Ribera y daba discursos en los patios de los conventillos. El 13 de marzo, mientras en la mayoría de los sitios del país se llevaba a cabo un fraude electoral escandaloso en la Capital existía cierta libertad para votar. Así, con 830 votos expresados a viva voz en forma insobornable por ciudadanos boquenses, Alfredo Palacios se alzó con el escaño legislativo correspondiente a la 4ta. Circunscripción La Boca.
En el campo jurídico fue fundador y exponente del denominado Nuevo Derecho en defensa de los trabajadores y las clases menos pudientes. Como legislador obtuvo varias leyes sociales, aunque la oligarquía supo obstruir muchas iniciativas de avanzada planteadas por Palacios en el Congreso, sin embargo logro que se aprobasen leyes instituyendo el descanso dominical, el sábado ingles, pago de sueldos en moneda y no en vales, regulación del trabajo femenino, ley de la silla, estatuto del docente, por mencionar algunas. Fue profesor de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de La Plata, fundador de la materia Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, decano de la Facultad de Derecho (UBA) y Presidente de la Universidad de La Plata. En 1918 adhirió fervorosamente a los principios de la Reforma Universitaria convirtiéndose el mismo en uno de sus propulsores más comprometidos. Entre sus obras literarias más importantes se encuentran "El Nuevo Derecho", "Esteban Echeverría: el albacea del pensamiento de Mayo", "La miseria", "El dolor argentino", entre otras.
Una particularidad de la vida de Palacios fue que pese a su larga trayectoria en el Parlamento argentino nunca llego a ejercer un periodo completo para el mandato que había resultado electo. Por caso, en 1908 debido a la decisión del Presidente Figueroa Alcorta de clausurar el Congreso. Luego en 1915 debido a su renuncia a la banca tras haber sido expulsado del Partido Socialista por haber aceptado batirse a duelo (prohibido por los estatutos partidarios) con el diputado radical Horacio Oyhanarte. Tras el golpe de Estado de 1930 fue electo senador por la Capital en 1931 y debió dejar el Congreso con el golpe militar del 4 de junio de 1943 que cerró el poder Legislativo.
Durante los años cincuenta como firme opositor al gobierno de Juan Domingo Perón estuvo encarcelado sin proceso junto a otros dirigentes políticos y en 1955 en una tregua política pedida por el presidente a la oposición, Palacios pronunció un discurso furibundamente antiperonista que fue grabado y no llego a ser propalado por la radio debido a la censura imperante y provocó la finalización de la tregua, pocas semanas más tarde Perón fue derrocado por un golpe de Estado dando inicio al gobierno de la Revolución Libertadora.
Durante este periodo Alfredo Palacios fue designado Embajador ante la República Oriental del Uruguay adonde como otros políticos opositores había estado exiliado por las persecuciones peronistas. Al convocarse a una Convención Constituyente que reformaría la Constitución para reimplantar la de 1863/60, Palacios fue electo convencional por la Capital y tuvo un áspero cruce verbal con Oscar Alende cuando como presidente de la bancada de la UCRI anunció el retiro de la misma impugnando su legitimidad.
En las elecciones de 1958 fue candidato a presidente por el Partido Socialista Argentino ya que el viejo partido se había dividido (el otro se denominó Partido Socialista Democrático) acompañado en el binomio por Carlos Sánchez Viamonte. Al producirse la Revolución Cubana motivo nuevos ideales a los jóvenes y las izquierdas del mundo a los que no fue ajena la Argentina. Palacios hizo público su apoyo al movimiento y en unas elecciones complementarias para elegir senador por la Capital en 1961 y pese a su avanzada edad hizo una campaña activa y novedosa en la que le cantaba "En Cuba los barbudos, en Argentina los bigotudos. Vótelo a bigote" y se alzó con el triunfo y la banca del Senado. Sin embargo tampoco entonces pudo cumplir su mandato ya que en 1962 otro golpe de Estado derrocó al presidente Arturo Frondizi y fue clausurado el Congreso.
Sin embargo, regreso una vez más al parlamento argentino en las elecciones de 1963 que dieron el triunfo al presidente Arturo Illia, siendo entonces el diputado de mayor edad que debió presidir las sesiones preparatorias hasta la constitución de la Cámara. En 1964 fue homenajeado por el Congreso argentino al cumplirse sesenta años de su primera elección como diputado por La Boca, inicio de una vasta y fructífera trayectoria parlamentaria.
Falleció el 20 de abril de 1965 en la absoluta austeridad y pobreza en su casa de la calle Charcas 4741 por la que abonaba un alquiler de un peso ($1) mensual.
Quizá pueda criticarse a Alfredo Palacios como el más grave de sus pecados su incomprensión ante los movimientos políticos populares argentinos contemporáneos, el yrigoyenismo y el peronismo, a los que combatió con fiereza. Sin embargo no puede adjudicársele en ninguno de ambos casos que su oposición se fundase en razones de clase o defensa de intereses y privilegios elitistas ni mucho menos oligárquicos nacionales ni transnacionales. Era un socialista atípico , con una visión ni dogmática ni internacionalista, mas bien inspirado en un socialcristianismo o humanismo redentor de las clases populares cuya miseria y privaciones estudio con enjundia y dedicación.
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